Mi padre fue empresario de barcos de pesca toda su vida, y mi madre la cabeza pensante de la familia, además de una gran cocinera. Ella tuvo dos grandes maestros: su suegro y su suegra, o lo que es lo mismo, mis abuelos paternos. Un buen día, entre manzanilla y manzanilla, se me ocurrió la idea de llevar a cualquier rincón de España la cocina marinera de Sanlúcar. ¿Cómo? En Conserva.